Lectura: “Un samaritano que iba de viaje llegĂł adonde estaba el herido y, al verlo, se compadeciĂł, y acercándose, le vendĂł las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevĂł a una posada y lo cuidĂł. Al dĂa siguiente, sacando
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