Evangelio del día – Domingo XXVI Ord Lc 16, 19-31
“Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, … gritando, dijo: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”. (Lc 16, 22-23).
Dialogamos con Jesús:
- Gracias Señor porque nos permites reconocer el estado interior de nuestro corazón y nos das la libertad para gustar la paz que nos regalas o sufrir la soledad de la insolidaridad y la frialdad frente a los demás.
- Yo les llamo a vivir la fraternidad. Toda persona es su hermano. Es un vínculo que necesitan cultivar constantemente, para que no se quede en un título.
- Perdona las veces que ignoramos a los otros y nuestro corazón queda árido, seco como el fuego.
- Yo en forma constante les doy la oportunidad de refrescar su lengua, expresando lo positivo de los demás. Alaben a Dios por el regalo de los hermanos y que puedan vivir en fraternidad. Abran los ojos, déjense sorprender por los sentimientos de quienes están cerca.
- Gracias porque premias la vida de caridad con la eternidad y gracias porque nos hablas del infierno que con frecuencia creamos nosotros, y que podemos sufrir en la otra vida por ir en contra de tu voluntad.
- Yo los espero en el Cielo.
¿Vivo la caridad como camino de plenitud y de cielo?
¡Jesús, dame la mirada atenta hacia los otros!
En unión de oraciones,
Hno. Javier Lázaro sc
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