Evangelio del día – Domingo XXXII Ord Lc 20, 27-38
«En este mundo los hombres y las mujeres se casa, pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección» (Lc 20, 34-36).
Dialogamos con Jesús:
- Gracias Señor porque nos has hecho dignos de tu Reino; pones en nosotros el deseo de vivir eternamente en el cielo. Gracias porque esto hace que las realidades cotidianas tengan un sentido infinito.
- Yo los he llamado y comprado con mi Sangre. Son de mi familia para siempre. Me he querido desposar con cada uno, con un amor eterno y total. Acojo vuestra entrega y la engrandezco; les infundo el Espíritu para que puedan responder con generosidad y alegría.
- Ayúdanos, para que las relaciones humanas que establecemos, tengan una proyección espiritual y sean anticipo de lo eterno.
- Yo me he desposado con la Iglesia; sois mi Cuerpo. Quiero que den un sentido profundo a su sexualidad, desarrollando su afectividad de una forma madura, orientada hacia el encuentro amoroso con Dios.
- Perdona las veces que trivializamos las relaciones humanas y no nos vinculamos desde la perspectiva de la comunión. Ayúdanos a superar la banalidad y superficialidad.
- Yo les abro mi Corazón y les enciendo en el fuego del amor, para que lo vivan y lo lleven a otros corazones.
¿Trato de crecer afectivamente estableciendo vínculos estables?
¡Jesús, orienta mi corazón hacia el encuentro!
En unión de oraciones,
Hno. Javier Lázaro sc
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