La inteligencia artificial nos interpela

Hace unas semanas, por un fallo informático, casi se detuvo la actividad en todo el mundo. Es necesario estar preparados para guiar y administrar los procesos de las máquinas; la robótica no debe dirigir nuestras vidas.

Somos libres en la medida que elegimos y nos determinamos por la verdad, el bien y la belleza. Cuando seguimos la mentira, lo fácil y el mal gusto estético, vamos atrofiando nuestro ser más personal, la conciencia y quedamos esclavizados.

Las máquinas pueden hacer muchas cosas, pero no deben sustituirnos o anularnos. Es preciso formar y ejercitar la inteligencia, la voluntad y el corazón para aprender a estar bien con nosotros mismos y con los demás.


  • En cuanto a la razón, debemos ejercitar la memoria, la imaginación, la reflexión, el sentido crítico. Por esto, es bueno seguir aprendiendo las tablas de multiplicar, la conjugación de los verbos, hacer líneas históricas, repetir en el hogar quiénes eran nuestros bisabuelos o dónde vivían, recordar los ríos y montañas de nuestra geografía, etc.

  • En cuanto a la voluntad, necesitamos adquirir hábitos de orden, determinarnos con fuerza por el bien, pasar de la idea a la acción, seguir un plan con perseverancia, ser constantes en el esfuerzo que exige concentración, guardar silencio para escuchar, dejar las redes sociales, etc. Sufrimos la frustración por falta de conquista personal, que nos impide vivir en la alegría que produce la virtud. Nos deshumanizamos cuando eliminamos el esfuerzo personal sustituyendo al otro, buscamos compensaciones rápidas que se convierten en adictivas; damos en forma inmediata la “pastilla” frente al dolor; ofrecemos la evasión sensitiva ante una frustración; nos aislamos o miramos hacia otro lado cuando los otros son diferentes.

  • En cuanto al corazón, precisamos cultivar las actitudes que nos unen, la memoria agradecida de nuestra historia familiar, la motivación que nos lleva a vivir un ideal, la fantasía de los cuentos que potencia la creatividad, la contemplación que nos hace estar presentes con los otros sin invadir, la oración que nos lleva al encuentro personal con Cristo… Las sensaciones de las IA nos pueden llevar al sentimentalismo, emotivismo, al inmovilismo, a la pérdida de confianza en nosotros mismos, a las comparaciones inútiles, a la insatisfacción y a falta de sentido de la vida, pues dejamos de ser protagonistas para convertirnos en consumidores, en simples engranajes.

Como padres y maestros, seguimos dando vida transmitiendo aquello que vivimos. Detenernos es una necesidad para poder mirar a los niños y escuchar a los jóvenes. La velocidad de los procesos nos obliga a descansar como forma de estar con nosotros mismos, de acoger a los seres queridos, de establecer vínculos firmes que estén animados por la entrega gratuita y la alegría de la presencia.

Es preciso orientar la tecnología: la IA debe ser un medio que nos permita estar más presentes, con las manos libres para abrazar y los ojos atentos a quienes nos necesitan. Solo así lograremos la libertad interior que nos permite ser felices.

Hno. Javier Lázaro sc.

1 Comment:

  • Beatriz Noceda / Responder

    Excelente reflexion acerca de la IA. La ley del menor esfuerzo esta perjudicando mucho a nuestros niños y jovenes. Todo deber ser en su justa medida. Es un tema apasionante para debatir en el ambito escolar

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