Lectura:
“Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me han oído decir: «Me voy y volveré a ustedes». Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo” (Jn 14, 27-28).
Meditación:
Jesús nos regala la paz, nos da la libertad de confiar plenamente en Él. Dificultades vamos a tener siempre; algunas creadas por nosotros mismos y otras nos vendrán desde afuera. Pero Cristo ha resucitado, nos ha regalado la confianza de que podemos vencer, pues Él ha aniquilado todo mal.
Cristo después de morir y resucitar se va al Padre; hace una entrega total, diferente a como era antes de hacerse Hombre; Cristo ama de una forma nueva, nos ha unido a su Cuerpo y el Padre acoge el don de su Vida. Es necesario este encuentro entre el Padre y el Hijo, de donde procede el Espíritu Santo.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, son las tres personas divinas, con igual dignidad, majestad y poder. Cuando Jesús dice que el Padre es más grande que Él, sólo lo dice en relación a su humanidad.
Oración:
Señor dame el Espíritu Santo.
Contemplación:
- Gracias porque me das tu Paz y me llenas de confianza… nada de este mundo puede impedir nuestra amistad…
- Yo cuido tu corazón, vivo en ti y quiero que vivas en la alegría…
- Dame el Espíritu Santo…
Acción:
Comunicar la Paz de Cristo
Hno. Javier Lázaro sc