Lectura: “Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo»” (Mt 22, 37-39).
Meditación:
Dios nos ha creado libres. Ahora nos llama a la realización plena eligiendo el camino de la entrega, de la búsqueda del bien de los otros y la gloria de Dios. El amar supone humildad, pues consideramos a los otros como iguales o superiores; pero es una humildad que nos ensalza y ennoblece nuestro corazón. El camino del crecimiento depende de nosotros, Dios siempre nos va a acompañar con su gracia.
Somos seres relacionales, estamos llamados al encuentro. Nos realizamos dándonos a los otros, acogiendo su ayuda y buscando la unidad. Nos destruimos como personas, vivimos en la tristeza, por: el egoísmo, la autosuficiencia y la división que provocamos por envidia o resentimientos.
El amor a Dios siempre va unido al amor al prójimo; no podemos decir que amamos a Dios, a quien no vemos, si no amamos al que está a nuestro lado. El amor, siempre nos exige salir de nosotros mismos y servir, para llegar al gozo interior.
Oración: Señor, dame un corazón capaz de vivir en tu amor.
Contemplación:
- Me has creado como hijo amado… pero no correspondo a este amor amando… me siento vacío.
- «Yo te enseño el mandamiento del amor».
- Quiero identificarme contigo, dándome al servicio de los otros.
Acción: Buscar siempre el bien del prójimo.
Hno. Javier Lázaro sc.
Deja una respuesta