Señor, dame un corazón humilde

Meditación:

El amor de Dios es infinito y contantemente se nos está dando; pero necesita la apertura de nuestro corazón, que confiemos plenamente en Él. En la medida que confiamos dejamos correr el torrente de su gracia en nuestra vida y tenemos fuerza para superar todas las dificultades. La fe es la respuesta acorde al deseo de Jesús de darse y entregarse, que nos permite acogerle.

La humildad, el saber que no somos dignos, porque somos pecadores y débiles, nos abre a la escucha de Cristo, al deseo de alimentarnos del Pan de Vida. La humildad nos permite superar la autosuficiencia y arrodillarnos frente a Jesús en la Eucaristía, que nos alimenta con su Cuerpo.

La hija de esta mujer representa la inmadurez de nuestra afectividad, que necesita ser sanada; la madre es signo de nuestro ideal de amar, dándonos con afecto, con ternura, de tender puentes de unidad interior, de equilibrio emocional, que acoge la realidad como un regalo.

Oración: Señor, dame un corazón humilde y confiado en tu Palabra.

Contemplación:

  • Sufro afectivamente por mi autosufiencia y falta de fe.

  • «Yo despierto tu corazón a la confianza; todo lo puedo sanar, solo déjate ayudar».

  • Ven en mi ayuda, alimenta mi corazón con tu amistad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *