Señor, enciende mi corazón en el fuego de tu amor

Lectura:

“Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?»” (Lc 24, 30-35).

Meditación:

Jesús resucitado, ya no tiene necesidades fisiológicas, pero se abaja a nuestra realidad y se sigue sentando a la mesa, pero ahora es Él quien se da como comida. Los discípulos de Emaús, lo reconocen al partir el Pan, ahí se les abren los ojos de la fe.

Es por la caridad y la fe, que podemos comprender las escrituras; es entonces cuando permitimos al Espíritu Santo que nos encienda en amor. Entonces superamos los miedos, la oscuridad, el cansancio y sentimos la necesidad de anunciar que Cristo ha resucitado.

Dejamos de verlo con los ojos, ahora tenemos la mirada y las alas del amor. Nos reconocemos interiormente ardiendo, queremos entregarlo todo. Ahora nos damos cuenta que no necesitamos verlo, pues está siempre en los corazones. Sólo la Eucaristía es fuente de vida interior y de impulso apostólico.

Oración:

Señor, enciende mi corazón en el fuego de tu amor.

Contemplación:

Camino con Jesús, le manifiesto mis dudas e incredulidad… Me escucha y luego me habla de la escritura…va iluminando mi corazón… Me siento más seguro… no quiero que se separe de mí… se queda y compartimos la mesa… Me enciende en su amor…

Acción:

Gustar la Palabra de Dios.

Hno. Javier Lázaro sc

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