Señor, enséñame a vivir para servir

Lectura:

“Un mendigo llamado Lázaro estaba echado a su puerta, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al cielo. Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno…” (Lc 16, 20-23).

Meditación:

Jesús nos habla claro. La práctica de la caridad hacia los necesitados es la llave para entrar en el cielo. Se habla del rico que hace fiestas y vive del placer, pero no ve al pobre que está a la puerta de su casa. El mendigo tenía nombre (se llamaba Lázaro). El rico, las riquezas le habían despersonalizado, ya no tenía nombre.

El rico puede hacer con su riqueza lo que quiera, pero nunca se debe olvidar de los pobres. Nuestras acciones en el presente tienen consecuencias en el futuro.

El pobre fue llevado por los ángeles al cielo; pero el rico solo bajó a la tumba…al infierno. En realidad, el infierno lo elegimos nosotros cuando nos apartamos de Dios, que es amor, don hacia los demás.

Oración:

Señor, enséñame a vivir para servir

Contemplación:

Jesús estás a la puerta de mi corazón…quieres que salga de mi narcisismo, autosuficiencia… Tu mirada me permite ser compasivo con los necesitados, … quiero tener tus sentimientos… Tú educas mi corazón… me haces sentir que el dominio de los sentidos me permite ver a los hermanos.

Acción:

Ayuda a quien me necesita sin esperar a que me pida ayuda.

Hno. Javier Lázaro sc

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