Lectura: “Un hombre le preguntó: «Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?»… Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos»…«Todo esto lo he cumplido»…«Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme»…” (Mt 19, 16-21).
Meditación:
Alcanzar la plenitud como personas, ser felices y llegar a la eternidad, no se reduce a cumplir una serie de normas externas, como pueden ser los mandamientos. Necesitamos implicarnos al cien por cien, pero viviendo la amistad profunda con Cristo. No es algo que pueda alcanzar individualmente, supone vivir la caridad y el servicio hacia los otros.
Con frecuencia ponemos las expectativas en las cosas materiales, nos proponemos tener o hacer cosas, pero en realidad son un obstáculo para confiar y dejarnos transformar por la gracia divina. Por eso Jesús nos pide vender todo, para ponerlo a Él en el centro de nuestra existencia.
Vivimos en una sociedad compleja y tenemos necesidades básicas; pero la fuerza la vamos a encontrar en el “sígueme” de Jesús; es preciso confiar, vivir sólo para Él, que siempre nos va a orientar a vivir la fraternidad con los otros.
Oración: Señor, eres mi único tesoro, quiero seguirte con radicalidad.
Contemplación:
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Busco ser feliz, buscando fórmulas o rodeándome de cosas que en realidad me ciegan.
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«Yo Soy la Vida, ven, deseo vivir en tu amistad: sígueme».
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Quiero seguirte… ayúdame a desprenderme de todo. Solo soy tuyo.
Acción: Confiar y seguir a Cristo.
Hno. Javier Lázaro sc.
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