Lectura: “Jesús tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: «El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado». (Mc 5, 35-37).
Meditación:
Todos estamos llamados a ser como niños por: la confianza que vivimos en el Padre, el cuidado del corazón para acoger lo bello y dejar que Cristo nos mire, nos infunda su Luz. Jesús felicita a los que tienen un corazón comprometido y reciben a los otros tal como son, con sus debilidades y virtudes.
Jesús está presente en los niños; les da la candidez para que nos podamos inclinar con sencillez y acompañarlos. Él se identifica con los niños; estamos llamados a recibirlos en su Nombre, porque: son hijos del Padre, pone en ellos la vida del Espíritu y los espera en el cielo.
Aunque son débiles, Jesús cree en los niños, les tiene confianza, cuida su corazón, sabe hasta dónde pueden llegar, les infunde la ilusión de alcanzar su Reino y les da su amistad. Esta mirada de esperanza, hace que los jóvenes crean y crezcan. Nuestra misión es hacer presente a Cristo.
Oración: Señor, haz que cuide el corazón de los niños.
Contemplación:
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Me sorprende la confianza que los niños ponen en mí… Ven deseo que Tú me habites.
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«Yo los he elegido, vivo en ellos… deja que te sorprendan».
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Quiero servirte en los más pequeños.
Acción: Ver a Cristo en los otros.
Hno. Javier Lázaro sc.
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