Señor, haz que me guíe por la fe y elija lo que no pasa.

Lectura:

“Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello»… «La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado»” (Jn 6, 27-29).

Meditación:

Nos afanamos y gastamos energías por infinidad de cosas pasajeras; buscamos la supervivencia en cosas efímeras (ej.: acumulación de alimentación, fama ante los otros, momentos de placer…). Pero Jesús nos alerta que trabajemos en vistas de las realidades eternas. Es preciso satisfacer las necesidades básicas, pero no convertirlas en una obsesión.

El cultivo de la amistad con Cristo, cada día, es una necesidad, que precisamos dedicar tiempo, pues nos prepara para el encuentro definitivo en el cielo. La oración, la lectura de la Palabra, la alabanza, el agradecimiento… nos ayudan a desear lo eterno.

En el bautismo hemos recibido el don de la fe, que nos da la luz para conocer a Jesús y creer en Él. La fe también es decisiva a la hora de elegir y confiar cotidianamente. En medio de las dificultades, sentirnos amados nos llena de alegría y paz interior, que son como las alas que nos ayudan a volar hacia Dios.

Oración:

Señor, haz que me guíe por la fe y elija lo que no pasa.

Contemplación:

Jesús, estoy confundido por las propuestas pasajeras… Yo te propongo mi amistad, vive anticipadamente lo que estás llamado a vivir en el cielo… guíate por la fe.

Acción:

Mirar con fe las situaciones complejas y elegir.

Hno. Javier Lázaro sc

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