Lectura: “«Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude». Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada»” (Lc 10, 40-42).
Meditación:
Jesús y sus discípulos van habitualmente a Betania, a tres kilómetros de Jerusalén; ahí está la casa de Marta, María y Lázaro, que lo reciben como amigo. Marta es la que lo recibe y lleva la gestión de la casa; mientras su hermana, se queda escuchando a Jesús.
En estas dos hermanas están representadas las dos dimensiones que estamos llamados a desarrollar: la contemplación y la acción. Se complementan. No hay acción o eficiencia en el trabajo si no hay contemplación, donde implicamos el corazón en lo que hacemos y nos dejamos modelar por el Espíritu.
El trabajo o la acción es necesario, pero es preciso darle un sentido trascendente. En el tiempo de contemplación quedamos transformados interiormente. Es preciso hacer el esfuerzo de entrar al corazón y encontrarnos con Cristo. Cuando vamos a la misión, necesitamos ir fecundados por la amistad con Jesús.
Oración: Señor, haz que mi corazón sea contemplativo en la acción.
Contemplación:
-
Vivo agitado, en movimiento… pero sin saber para qué… necesito estar contigo.
-
«Yo Soy tu descanso, te doy la fuerza… doy sentido a tu Vida».
-
Quiero apoyarme en Ti y ser tuyo.
Acción: Buscar tiempos de amistad con Cristo.
Hno. Javier Lázaro sc.
Deja una respuesta