Señor, perdóname que soy pecador

Lectura:

“«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio…» Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, se enderezó y les dijo: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra»” (Jn 8, 5-7).

Meditación:

Jesús está enseñando a los judíos y los fariseos le traen un caso de inmoralidad para ponerlo a prueba; entran en la casuística y situaciones extremas porque quieren invalidad lo que propone. Pero Él es el Maestro y la respuesta a su pregunta la responde con el gesto concreto de la misericordia: perdona a la mujer y le pide que no peque más.

Jesús conoce los corazones de todos, pero no acusa a nadie. Rechaza el pecado, pero ama infinitamente al pecador. Su amor nos da un corazón nuevo; sólo necesita que estemos arrepentidos y sigamos el propósito de no volver a pecar con sinceridad.

Estamos llamados a salvar al hermano, no a juzgarlo y condenarlo. Jesús escribe sobre la arena los pecados… su misericordia los borra inmediatamente. El mandamiento del amor lo ha escrito en nuestro corazón, para que no se borre y lo tengamos presente.

Oración:

Señor, perdóname que soy pecador.

Contemplación:

Jesús, estoy a tus pies, me siento juzgado y yo mismo me condeno… Yo te envuelvo con mi mirada misericordiosa; veo tus deseos de salir de la esclavitud; te perdono y doy la fuerza…Gracias por la libertad que me regalas, me das alas para volar y seguirte.

Acción:

Pedir perdón con humildad y arrepentimiento.

Hno. Javier Lázaro sc

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