Lectura: “A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: … el Espíritu de su Padre hablará en ustedes” (Mt 10, 18-20).
Meditación:
La verdad que nos trae y nos propone vivir Cristo, no todos la aceptan e incluso en algunos despierta violencia, pues la ven como una denuncia a su proceder. Por esto nos acusarán y nos perseguirán por ser discípulos de Jesús. Aunque no nos metamos con nadie y seamos tolerantes con los otros, igual algunos se sentirán molestos porque no obramos como ellos.
Entonces es preciso confiar y seguir firmes en nuestras convicciones; pues sabemos que Dios no nos puede engañar y siempre busca nuestro bien. En el momento que nos acusen, sólo es preciso confiar, pues el Espíritu Santo viene en nuestra ayuda, llenándonos de paz y de la sabiduría que precisamos en ese preciso momento.
Ante la persecución en algunos casos es más elocuente el silencio y seguir unidos a Cristo. Él es nuestra fortaleza, nos sostiene siempre y nunca nos deja solos. Es preciso orar con insistencia para que nos dé la perseverancia en su amistad.
Oración: Señor, haz que sea tu testigo en el mundo.
Contemplación:
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No me siento comprendido en la sociedad actual… me silencian o me ridiculizan por vivir la verdad.
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«Yo Soy la Verdad; nadie puede resistir mi Luz… confía».
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Quiero vivir para Ti, aunque no me comprendan…
Acción: Confiar en las dificultades…
Hno. Javier Lázaro sc.
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