Lectura: “Jesús les dijo: «Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?». Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo: «Extiende tu mano». Él lo hizo y su mano quedó restablecida” (Lc 6, 9-11).
Meditación:
Todos están observando para ver si Jesús cura en sábado. Los judíos tienen claro que el sábado es el día de descanso y está consagrado para el Señor; como es para nosotros el día domingo, día de la resurrección y del triunfo de Cristo. Todos estamos llamados a santificar el domingo reuniéndonos en la Misa, donde Cristo nos presenta al Padre y nos da a comer su Cuerpo.
Pero el bien hacia los demás no tiene restricciones. Siempre es tiempo de ayudar y acompañar a los enfermos; ese tiempo que dedicamos al cuidado de los otros, Cristo lo acepta y lo une a su sacrificio de la Cruz, haciéndolo santo.
El cuidado que los otros necesitan, es confiar en sí mismos, pues Dios les ha bendecido con infinidad de dones. Es preciso que también liberemos su corazón para que se comprometan en el bien de los demás. La mano derecha, significa la capacidad de hacer el bien.
Oración: Señor, libérame para hacer el bien en tu Nombre.
Contemplación:
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Pongo muchas excusas para no comprometerme… pero en realidad hago muy poco…
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«Yo te llamo, ve en mí Nombre… ayuda a que los otros se sepan amados».
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Quiero anunciar la gratuidad de tus dones.
Acción: Entregarme totalmente a Cristo.
Hno. Javier Lázaro sc.
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