Señor, que tu gracia me alcance

Meditación:

Cuando algo no “cabe” en nuestra cabeza, habitualmente lo desacreditamos. Así, en realidad, no creemos que Dios es todopoderoso. Cada día Dios manifiesta su grandeza y amor. Es suficiente observar el cosmos o una flor, para descubrir que Él está ahí. Pero busca nuestra colaboración y comunión; quiere que libremente le dejemos obrar en nuestro corazón, abriéndonos a la conversión.

Estamos llamados a salir de la resignación de los defectos, pues con la gracia de Dios podemos cambiar; Él nos hace nacer de nuevo. Para Él todo es posible. Ahora nos llama y es posible que no sepamos cómo responder. Sólo pongámoslo en el primer lugar.

Cuando Cristo ocupa el centro de nuestro corazón, podemos seguirlo y amar de una forma real, sin apropiarnos de nadie. Seguir a Cristo nos asegura los tesoros de amor de su Corazón, gozar de su amistad, vivir confiados y formar comunidad.

Oración: Señor, que tu gracia me alcance y mi corazón te responda.

Contemplación:

  • Siento que me llamas a seguirte… pero no me determino, poniendo como excusa a las personas más cercanas…

  • «Yo te llamo y te envio, para que ofrezcas lo mejor de ti».

  • Quiero seguirte y anunciar tu Reino.

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