Lectura: “Les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre». Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista” (Mt 17, 12-13).
Meditación:
El profeta Elías realizó su misión en el norte de Palestina, tuvo que luchar contra los falsos dioses de su tiempo. Es arrebatado al cielo por un carro y caballos de fuego, con la promesa de que volvería antes de la llegada del Mesías, Cristo. Por eso los judíos esperaban su manifestación; pero Elías se presentó en la figura de Juan el Bautista y los dirigentes lo ignoraron.
Nosotros también recibimos signos de la llamada de Dios en forma constante. Pero: acallamos sentimientos que sabemos que proceden del Espíritu Santo; ignoramos pensamientos que Dios pone en nuestro corazón, porque nos incomodan; somos indiferentes a los consejos del prójimo porque pensamos que no tiene autoridad moral; …
Hoy, ahora, el Espíritu Santo nos está colmando con sus dones, pero es preciso que abramos el corazón y los recibamos comprometidamente; necesitamos caminar hacia una conversión constante, que nos lleve a gustar la alegría de sabernos amados y elegidos, pues Cristo nace en mi corazón.
Oración: Señor, quiero corresponder a tu Amor y que vengas a nacer en mí.
Contemplación:
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Espero cosas espectaculares… y no veo el tesoro de tu amistad, te dejo solo…
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«Yo vivo en ti… escucha mi voz… guarda mi Palabra».
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Quiero corresponder a tu amor.
Acción: Acoger a Cristo en mi corazón.
Hno. Javier Lázaro sc.
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