Señor quiero permanecer en Ti, que todo lo hago contigo y por tu amor

Lectura:

«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía… Yo soy la vid, ustedes los sarmientos El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer» (Jn 15, 1-5).

Meditación:

Dios nos ha creado para la comunión; necesitamos estar unidos a Él para tener Vida. En el colmo de la apertura, Jesús se hace Hombre, se une a nosotros y nos trae la Vida divina. Necesitamos acoger la gracia divina que nos regala, la sabia espiritual que orienta la voluntad hacia Dios y nos llena el corazón.

A la vid se la debe podar para que dé fruto. Nos llegan contrariedades que nos ayudan a ser más humildes y a volver la mirada hacia Cristo; así podemos dejar lo superfluo y acoger lo divino, lo que nos llena de paz.

A lo largo del día necesitamos vivir la comunión con Jesús; en medio del trabajo o del estudio, del descanso o la vida familiar,… es preciso elevar nuestro espíritu hacia Dios, desear vivir en su amistad.

Oración:

Señor quiero permanecer en Ti, que todo lo haga contigo y por tu amor.

Contemplación:

  • Algunas veces me siento sólo, estoy como seco… me he separado de Ti, Señor.
  • Yo Soy la Vid, quiero que te nutras de la savia de mi gracia divina,…
  • Quiero poner el corazón en Ti. Soy tuyo…

Acción:

En la actividad elevar el corazón hacia Dios.

Hno. Javier Lázaro sc

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