Lectura:
“Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban” (Mc 16, 9-10).
Meditación:
Aunque no lo dice el Evangelio, seguramente a la primera que se aparece Jesús resucitado es a la Virgen María. Se podría arriesgar que primero se aparece a los que están al pie de la Cruz: la Virgen María, la Magdalena… , el discípulo amado. La escuela del dolor, cuando vivimos enamorados de Cristo, nos lleva al gozo y la alegría.
La Magdalena, una pecadora arrepentida y perdonada, ahora tiene la recompensa: vivencia el encuentro con Cristo resucitado. Todos estamos llamados a esta experiencia, para quedar transformados y enamorarnos de Cristo y entonces somos sus mensajeros, queremos que esta noticia la vivan todos.
La fe, crece en la medida que la llevamos a los otros; somos creíbles cuando vivimos la alegría de ser elegidos y llamados a resucitar. Esta noticia no la podemos callar. Cuando respondemos al deseo de buscar a Cristo resucitado, Él sale a nuestro encuentro.
Oración:
Señor, quiero vivenciar tu resurrección y llevar la noticia a todos.
Contemplación:
Jesús, con frecuencia me quedo pensado en las malas noticias y no hago consciente que estás vivo a mi lado… Yo despierto en ti la mirada de la fe, quiero que vivamos en amistad, que resucites… Deseo gustar tu presencia y gritar que has resucitado.
Acción:
Vivir en la alegría de la resurrección.
Hno. Javier Lázaro sc