Señor, solo soy tuyo y para siempre

Meditación:

Cristo ha venido a la tierra para desposarse con la humanidad y más específicamente con la Iglesia, que ha aceptado seguirlo. La relación de desposorio es una vinculación con el otro (mujer, hermano, madre, amigos…) que nos impulsa a entregarnos y a acoger al otro buscando su bien. La conyugalidad, es exclusiva de la relación de un hombre y una mujer.

Todos somos invitados a participar del banquete nupcial, nosotros mismos somos desposados; pero necesitamos corresponder con generosidad. Hay muchos que no pueden comprometerse, entonces se quedan en la eterna insatisfacción, pues viven lo provisorio y se relacionan con cosas, no con personas.

Son invitados los buenos y los malos, pues el Espíritu siempre nos puede sanar todas las heridas del pasado. Necesitamos aceptar el traje de la caridad que nos regala, entonces todo nuestro interior cambia y la mirada hacia los otros es fraterna.

Oración: Señor, me has llamado, solo soy tuyo y para siempre.

Contemplación: 

  • Busco amistades que son tóxicas o cosas que me ciegan y no me permiten verte.

  • «Yo te busco… te doy un corazón nuevo… confía; soy siempre fiel».

  • Quiero seguirte y dejarme transformar por tu mirada.

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