Meditación:

Jesús tiene Corazón divino y humano. Puede interpretar todos nuestros sentimientos; se emociona cuando le expresamos nuestro cariño; todo se lo traslada al Padre y nos comunica sus emociones. Ante las lágrimas de la viuda de Naín, Jesús se conmueve; no es indiferente, se deja afectar en lo más íntimo de su ser. Nosotros le importamos, está atento a todo lo que nos hace sufrir o nos alegra.

Es necesario que le hagamos partícipe de lo que nos preocupa; pues siempre nos responde. Jesús ve la soledad de esta mujer, aunque va rodeada de gente; nosotros podemos conversar con mucha gente, pero nos podemos sentir solos afectivamente, pues no tenemos a nadie que nos ayude a interpretar lo que sentimos.

Es tarea de cada día salir de nosotros mismos y expresar lo que sentimos con confianza a las personas indicadas; cuando nos encerramos sobre nosotros mismos, en cierto modo vivimos la muerte interior.

Oración: Señor, escucha mis gemidos, ven en mi ayuda.

Contemplación: 

  • Me siento extraño en medio de la gente… pues sobreactúo, vivo de la imagen.

  • «Yo te conozco, te escucho… confía. Te infundo vida».

  • Quiero descansar en Ti… te entrego todo, purifícame y consuélame.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *