Señor, dame una mirada compasiva hacia los otros
Lectura: “Les hizo también esta comparación: «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo?… ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?… Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Lc 6, 39- 42). Meditación: Somos muy propensos a compararnos con los demás; pero es posible que seamos incapaces de entrar al propio corazón. Entonces no reconocemos al otro como hermano y nos consideramos mejores o superiores a los demás. Se puede decir que vivimos como si estuviésemos ciegos. Antes de corregir a alguien, es preciso mirar que no tenemos el mismo defecto. Con suma facilidad proyectamos nuestros pecados en los otros. La realidad es que en lo mismo que cae nuestro prójimo, podemos caer. Siempre necesitamos examinarnos y ver que al decir algo a los demás, no estemos impulsados por el resentimiento, la confrontación o la envidia. Es de hermanos corregirnos mutuamente, pero con caridad, guiados por el deseo de bien del otro. Cuando vemos que ya hace el esfuerzo por superarse, tratemos de animarlo, expresemos también el agradecimiento. Oración: Señor, dame una mirada compasiva hacia los otros. Contemplación: Quiero cambiar el mundo… pero no puedo modificar mi mirara hacia los demás… «Yo Soy la Verdad; ten paciencia, confía en el otro, que ya se esfuerza». Quiero actuar con caridad… guiado por el Espíritu. Acción: Valorar el esfuerzo de los otros para superarse. Hno. Javier Lázaro sc.