25 de marzo. Día del niño por nacer.

Cada niño está en el corazón de Dios desde siempre, y en el momento en que es concebido se cumple el sueño eterno del Creador, es decir, que desde antes que nos formáramos dentro del vientre de nuestras mamás, Dios ya nos pensaba, nos conocía y nos amaba.

Hoy es un día para recordar, volver a pasar por el corazón, que toda vida humana merece ser celebrada, ya que cada ser humano es único e irrepetible, con una misión particular y tiene un valor intrínseco inmenso, pues vale por su humanidad.

En este sentido, el día 25 de marzo fue elegido en conmemoración del misterio de la Anunciación, ocurrido nueve meses antes del nacimiento de Jesucristo, ocasión de celebración para los fieles cristianos.

De esta forma nuestro país, en el año 1998, no sólo se convirtió en la primera Nación en reconocer la festividad, sino que también, ratificó el compromiso asumido en la última reforma constitucional del año 1994 de conmemorar, promover y defender la vida humana desde su inicio en el vientre materno.

¿Qué nos enseña María en el relato de la Anunciación?

Pues Ella, con su confianza y amor hacia Dios, nos enseña cómo debemos hacer nosotros para estar siempre cerca de Él. Dios siempre nos acompaña, aunque a veces no sepamos sentirlo, pero lo cierto, es que siempre está cerca de nosotros para ayudarnos en lo que nos va pasando.

Niño concebido,
niño por nacer;
grita tus derechos,
hazlos conocer.

Víctima inocente,
te llaman preembrión.
Yo te nombro niño,
niño en formación.

Dios te ha puesto el alma,
Cristo el corazón,
la Virgen te ampara,
creación del Señor.

Y el mundo te espera,
regalo de Dios.
Crece, Niño, crece,
¡que se oiga tu voz!

María Graciela Romero

Juntos en comunidad, pidámosle a nuestra Madre del Cielo que bendiga a esos niños por nacer y sobre todo a sus mamás para que los cuiden, protejan y amen como Ella lo hizo con su niño Jesús desde el primer momento que aceptó y asumió la responsabilidad de ser la Madre de nuestro Salvador.

¡Celebremos la VIDA!

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