Evangelio del día – Viernes XXII Ord Lc 5, 33-39

“Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán.  A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: “El añejo es mejor”» (Lc 5, 37-39).

Dialogamos con Jesús:

  • Gracias Señor porque eres el vino bueno añejo y nuevo; gracias porque nos das un corazón nuevo, con la capacidad de gustar tu amistad.
  • Yo hago nuevas todas las cosas, sin importar la edad o las heridas interiores. Quiero que vivan la alegría y se llenen de esperanza. Soy a la vez el vino añejado y nuevo, pues mi amor es eterno y fiel.
  • Gracias porque nos das el deseo y la sed de vivir en tu amistad. Que sólo vayamos a tu encuentro; pues quieres vivir la fiesta de un desposorio renovado, donde llenas nuestro corazón con tu presencia.
  • Yo busco amigos que compartan la mesa de la Eucaristía; ahí les entrego el vino nuevo, mi Sangre para la salvación del mundo, fuente de toda alegría.
  • Gracias por hacernos tu familia y darnos a gustar la comunión profunda. Danos un corazón sencillo, que sea receptáculo de tu amor y que se derrame en el servicio a los otros.
  • Yo los elijo y les colmo de la alegría que nadie les puede quitar. Están llamados a vivir la fraternidad universal, compartiendo el don recibido con generosidad. 

¿Hago consciente la alegría de mi amistad con Cristo?

¡Jesús, eres mi alegría!

En unión de oraciones,

Hno. Javier Lázaro sc

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