Evangelio del día – Domingo XXII Ord Lc 14, 1.7-14
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos» (Lc 14, 12-14).
Dialogamos con Jesús:
- Gracias Señor porque nos llamas a vivir el encuentro interpersonal de una forma gratuita; sin buscar valoraciones, ni que nos agradezcan, o que nos recompensen.
- Yo vengo a Uds por amor. Los he elegido sin mérito de vuestra parte. Mi amistad les embellece y los llena de gracia, de vida de Dios.
- Gracias porque quieres que nos demos a los necesitados, para que se despierten en nuestro corazón los dones que nos da el Espíritu. Sólo cuando nos damos, profundizamos la experiencia de ser amados.
- Yo me entrego a Uds, les doy mi Vida; me siento en la mesa con los pecadores, quiero acoger a todos y que se quieran como hermanos.
- Ayúdanos a descubrir la dignidad de las personas, en especial de los niños o jóvenes, aunque no puedan corresponder al don de nosotros mismos.
- Yo premio cada vez que hacen algo por los pequeños, no busque recompensa o rédito afectivo; eviten toda forma de manipulación.
- Queremos servirte en los pequeños, vivir sólo buscando su bien.
¿Cultivo la actitud de darme a los demás sin exigir nada?
¡Jesús, eres mi única riqueza!
En unión de oraciones,
Hno. Javier Lázaro sc
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