Señor, haz que me enamore de Ti y ame a los otros por Ti

Lectura:

“Al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella. Él, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles” (Lc 4, 38-39).

Meditación:

Jesús, no se limita al culto litúrgico al Padre, va también a las casas; como Buen Pastor busca a la gente que lo necesita. Por eso se acerca a la suegra de Pedro. Es necesario que vayamos a misa, pero desde ahí Cristo nos envía a servir a los hermanos.

Pedro, estaba casado; pero su suegra se enferma de celos; pues Pedro ahora quiere más Cristo, que a su mujer; en realidad ahora ama a su esposa, por Cristo; y la suegra no lo entiende. Sólo cuando se encuentra con Él, entonces ella también se cura, se levanta y sirve. Cristo nos enseña una nueva y definitiva forma de amar.

Los celos de la suegra de Pedro también nos alcanzan a nosotros, en la medida que buscamos poseer y dominar a las personas que nos rodean. Sólo nos liberamos cuando servimos a los demás en forma gratuita, sin medir el tiempo o el esfuerzo.

Oración:

Señor, haz que me enamore de Ti y ame a los otros por Ti.

Contemplación:

  • Quiero que todos me presten atención y valoren lo que hago.
  • Yo me fijo y premio al humilde, que vive para servir.
  • Toca mi corazón, líbrame de la envidia y los celos.

Acción:

Hacer todo por Cristo.

Hno. Javier Lázaro sc

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