Señor, quiero que seas el Capitán de mi corazón

Lectura:

“El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento. Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. Él les dijo: «Soy yo, no teman»” (Jn 6, 18-20).

Meditación:

Después de la multiplicación de los panes, los discípulos se embarcan solos… “el mar estaba agitado”, nos da a entender que su unidad como comunidad está en crisis y no habían entendido a Jesús. Pero no los deja solos, en medio de la tormenta (posiblemente de la discusión), Jesús se hace presente… al principio dudan… pero el “Yo Soy” les asegura la paz.

Siempre tenemos la tentación de seguir nuestros criterios, “seréis como dioses” (es la tentación de la serpiente a Eva). Estamos llamados a escuchar la voz del Espíritu en nuestro corazón, que va iluminando y nos infunde la sabiduría divina, para que vivamos la paz, la alegría, la fraternidad, el encuentro…

La barca es nuestro corazón o nuestra comunidad-familia; es preciso que Cristo sea el que nos dirija como Buen Capitán, pues navegamos en la turbulencia de las aguas de la sociedad, en la noche… Sólo la mirada de la fe nos orienta y nos lleva a buen puerto.

Oración:

Señor, quiero que seas el Capitán de mi corazón.

Contemplación:

Jesús, sufro la división interior, siento dificultad para acordar con los otros… Yo Soy el Buen Pastor, el Buen Capitán… déjame estar en tus pensamientos y sentimientos… te ilumino y oriento… Ven a mí, perdona por apartarme… reina en mí.

Acción:

Hacer silencio y escuchar la voz de Jesús.

Hno. Javier Lázaro sc

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