Lectura:
“Mientras comían, Jesús les dijo: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará». Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: «¿Seré yo, Señor?». Él respondió: «El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar»” (Mt 26, 21-23).
Meditación:
Estamos en la Última Cena, un momento de intimidad y emoción, porque Jesús se está despidiendo antes de morir y resucitar. Jesús sabe que Judas lo va a entregar y a pesar de todo, trata de salvarlo. Jesús no busca librarse de la muerte, pues es la voluntad del Padre y el camino para darnos nueva vida.
Judas vende a Jesús por treinta monedas de plata, no entiende el sentido del Reino de Dios; se deja llevar por la avaricia. A todo le quiere poner un precio, no comprende que el Reino es gratuidad; no se da cuenta que el dinero se gasta y no es un fin en sí mismo.
Ahora nos preguntamos por qué cosas vendemos a Jesús; fácilmente lo eliminamos del primer lugar en la jerarquía de convicciones y amistades. Al comer de la misma fuente, Jesús no está hablando de que quiere nuestra amistad y quiere ser nuestra comida.
Oración:
Señor, quiero vivir en tu amistad y formar un solo Cuerpo contigo.
Contemplación:
Estoy avergonzado por las tentaciones que se presentan, pensamientos y sentimientos, que conoces Jesús… Yo te puedo librar de la avaricia, de la sensualidad, … entrégame todo. Te doy un corazón nuevo…Sólo quiero ser tuyo y seguirte, sin traicionarte.
Acción:
Comprometerme definitivamente con Cristo.
Hno. Javier Lázaro sc