Lectura:
“Al ver a la multitud, Jesús tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha” (Mt, 9, 36-38).
Meditación:
Jesús tiene una mirada compasiva, hacia los que sufren. Deja que su Corazón se conmueva ante nuestro dolor, las heridas del pasado y las angustias del presente. Él ve nuestra desorientación y busca pastores que nos guíen para vivir en su amistad.
Nos llama a trabajar en su campo; porque hay personas buenas que se pierden por falta de orientación. Estamos convocados a trabajar para que los niños y jóvenes encuentren su camino, que los lleve a lo más grande y excelso. Necesitan nuestro testimonio y escucha, para orientarlos hacia lo espiritual que es eterno. La sociedad de consumo los engaña con cosas pasajeras que los deja vacíos y heridos.
La oración nos ayuda a discernir la vocación y con la oración podemos ayudar a otros a que descubran su destino feliz. Todos los bautizados estamos llamados a vivir el desposorio con Cristo; esto supone una entrega total, que nos realiza plenamente.
Oración:
Señor, dame la fuerza para que responda a tu llamado.
Contemplación:
- Me quejo del desorden en el mundo… Pero ¿qué hago yo por ayudar a los demás?
- Yo te llamo, te necesito para que vivas mi Reino y lo lleves al mundo entero.
- Quiero seguirte. Sólo pertenezco a Ti.
Acción:
Escuchar la voz de Jesús y responder.
Hno. Javier Lázaro sc