Señor, envíame a anunciar tu Palabra

Lectura:

“Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado»” (Lc 10, 15-16).

Meditación:

Jesús vivió en Nazaret hasta que empieza la predicación del Reino. Entonces la mayor parte del tiempo lo pasa en Cafarnaún, ciudad costera del lago, de pescadores; de ahí son Pedro y Andrés, Juan y Santiago; de muy cerca, Felipe y Bartolomé. La casa de Pedro se convierte en lugar de descanso. En Cafarnaún realiza muchos signos o milagros y dice las principales enseñanzas.

Pero con todo eso, la ciudad (muy comercial) ignora su presencia y enseguida se olvida de lo que dice Jesús. Por eso, la recrimina. A su vez, nos hace ver, que nos envía en su Nombre y no nos tiene que afectar o molestar cuando nos sentimos rechazados, pues en realidad lo rechazan a Él.

Del mismo modo, cuando comunicamos su Palabra, no somos nosotros los que hablamos; es Él quien habla por nosotros. Nos convierte en ministros de la salvación. Pero primero necesitamos escuchar su Palabra y vivirla; sólo entonces la podemos trasmitir con coherencia y dando Vida.

Oración:

Señor, envíame a anunciar tu Palabra.

Contemplación:

  • Me has enriquecido con infinidad de dones, pero los ignoro y me molesta la contrariedad.
  • Yo te sigo enriqueciendo con mi gracia.
  • Quiero vivir para Ti, llevando tu Palabra a los otros. Haz que dé testimonio de tu amor.

Acción:

Corresponder a la gracia.

Hno. Javier Lázaro sc

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