Señor, lléname con la alegría de tu resurrección

Lectura:

“Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!». Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes»” (Jn 20 16-17).

Meditación:

María Magdalena ha experimentado el amor de Cristo, pues ha sanado su corazón. Ahora siente el impulso irresistible del Espíritu para buscar a Jesús, quiere estar a su lado; lo busca muerto, que es como lo dejó el viernes santo en el sepulcro… por eso, ahora resucitado no lo puede reconocer… aunque lo ve.

El sentido de la vista no le es suficiente… Cristo despierta el sentido del oído y del corazón; pronuncia su nombre: “¡María!”. Entonces establece una sintonía de sentimientos y descubre que Jesús es el que la habla… y lo quiere agarrar… Pero ahora todo es nuevo. Los lazos son espirituales, se acrecientan infinitamente.

Jesús le dice que para vivir esta experiencia de amistad profunda, tiene que ser misionera; comunicar a los otros la Buena Noticia de que Jesús nos ha hecho hijos del Padre y hermanos entre nosotros.

Oración:

Señor, lléname con la alegría de tu resurrección.

Contemplación:

Jesús, sin Ti siento un vacío infinito… te busco sin descanso…Yo estoy a tu lado resucitado, despierta el corazón, fíjate cuanto te amo y cuido de ti… Perdón por estar centrado en mí… hazme escuchar tu voz… Yo Soy tu Maestro, tu Hermano, tu alimento… quiero que vivas en Mí.

Acción:

Despertar los sentidos espirituales.

Hno. Javier Lázaro sc

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