Lectura:
“Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió…Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: «¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?»” (Mt 9, 9.11).
Meditación:
Jesús no se limita a perdonar los pecados o a curar a los enfermos; hace que las personas vivan una vida totalmente nueva; nos llama a su seguimiento, nos da una vocación, para que vivamos en su amistad, trabajemos con Él y seamos servidores de los otros.
Jesús llama a Mateo, da un sentido nuevo a su tarea; de recaudador de impuestos, exigiendo dinero a los otros, ahora hace que se dé a los demás y se convierta en constructor de fraternidad. Se convierte en discípulo de Jesús, que se ha hecho nuestro hermano.
Mateo sólo tenía dinero; no podía encontrarse con los otros. Pero la mirada de Jesús le infunde la fuerza de su amor; su llamado, sígueme, le transforma totalmente. Ahora su vida está asociada a la de Jesús, asume sus proyectos, vive sus criterios, lo sigue para siempre con determinación hasta que la muerte lo lleve a la unión perfecta.
Oración:
Señor, dame la determinación de seguirte con alegría.
Contemplación:
- Estoy muy ocupado en mis cosas… sufro la rutina… no me encuentro con los otros.
- Yo te llamo… quiero que me sigas, que vivas en mi amistad…
- Gracias por elegirme y envíame a anunciar tu Reino a los hermanos.
Acción:
Escuchar y seguir a Cristo.
Hno. Javier Lázaro sc